Mi primera asesoría…

Después de unas publicaciones más entradas en materia voy a seguir avanzando en la parte de mis aventuras dentro del sector de la moda …

Un día inesperado llegó el momento, el momento en que en función a unos contactos personales, se me presentó la oportunidad de realizar mi primera asesoría profesional fuera de la escuela. 

No era literalmente la primera, ya que en la escuela de moda habíamos hecho asesorías de moda con colaboradores de la calle, y bueno no deja de ser alguien ajeno a quien no conoces y le prestas tu servicio, de manera gratuita en este caso, ya que la finalidad es que practiques y aprendas a hacerlo.

 

¿Qué sensaciones tuve? 

 

En primer lugar, una alegría enorme de poder estar sola ante el peligro y poder asumir toda la responsabilidad que conlleva ejercer esta profesión.

 

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Responsabilidad?

Si … hablo de responsabilidad porque está en juego los sentimientos de las personas, el estado de ánimo y el sacarles del pozo en el que están en cuanto a construir su propia imagen personal.

Entrar a jugar en el campo de la asesoría de imagen es un tema muy complejo, porque entras en el interior de una persona, y descubres sus partes más vulnerables, como por ejemplo cuáles son sus complejos, que hace que no pueda expresarse al exterior tal y como es, y que hace que no pueda mostrarse a través de su imagen … entre otras cosas.

Al terminar de experimentar este sentimiento, vinieron los nervios y las dudas de si iba a hacer lo bien, de si esa persona quedaría satisfecha con mi conocimiento …. y ya empecé a dudar hasta de si tenía conocimiento suficiente…

Pero, como me considero una persona «echada para adelante», dejé atrás todos los miedos y mis dudas, me puse en contacto con esa persona y concretamos, primeramente un visita para poder conocernos y que me explicase bien sus necesidades.

 

¿Qué me venía a la cabeza cuando iba a la visita?

…. le transmitiré seguridad? confiará en lo que tengo para ofrecerle?

 

Las primeras veces, son un cumulo de sensaciones pero poco a poco ese sentimiento se va aflojando y cada vez tienes más claro que lo vas a hacer bien y que tienes conocimiento de sobra para llevar con éxito la acción.

La visita, como era lo esperado, fue genial y entendí todo lo que mi clienta necesitaba, así que quedamos en un día exacto para hacer la «ruta de shopping».

Tal como salí de la cafetería, me puse manos a la obra, a cotillear todas las prendas que había en el mercado, que pudieran servirle a mi clienta, para cubrir todo lo que me había explicado.

El día de la «ruta de shopping» fue pura diversión, la verdad que tanto mi clienta como yo lo pasamos genial, encontramos una amplia variedad de prendas y conjuntos en los que construimos «outfits» como para dos semanas sin repetir el mismo, y lo más importante que quedó satisfecha con mi trabajo.

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Ese día, me sentí totalmente realizada por mi labor y por el poder ayudar a alguien haciendo algo que realmente me apasiona.

También es verdad, que tuve una clienta espectacular y que puso su confianza ciega totalmente en mi, sin queja alguna de cada decisión que tomé en cada momento.

 

Con esto, te animo a que no dejes de perseguir tus sueños ya que con trabajo y perseverancia todo se convierte en posible. 

 

De este evento no puedo mostraros fotografías, ya que estos trabajos son totalmente personales y confidenciales.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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